jueves, 5 de febrero de 2009

PRIMER TEXTO: EMOCIONAR DEL TRABAJADOR COMUNITARIO

Este texto fue escrito a partir del encuentro de trabajadores comunitarios en Arica, está compuesto de dos partes, la primera es el texto, para el desarrollo de la reflexión grupal y la segunda parte es la sistematización de las reflexiones de este taller:

EMOCIONAR DEL TRABAJADOR COMUNITARIO:

Presentación introductoria

Al hablar de intervención social, pocas veces se ha tratado el papel que juega el emocionar del trabajador comunitario, a pesar de ser un factor que influye significativamente en la capacidad de motivar un trabajo más efectivo al momento de interactuar con grupos sociales con problemas concretos.

Entenderemos por emocionar del trabajador comunitario la serie de sentimientos y emociones que son producto de la interacción directa con la situación social que se desea cambiar, emocionar que puede presentarse a través de varias formas, dependiendo de la mirada que construya cada profesional:

Emociones directamente relacionadas con el problema: Cuando reconocemos nuestro rol como profesionales del trabajo social, inmediatamente sentimos un nivel de preocupación provocado por el o los problemas que se quiere resolver, por ejemplo: la pobreza de un grupo determinado con las consecuencias que esto acarrea, problemas de contaminación y los bajos niveles de vida provocados por éstos, el problema de consumo de drogas y ver cómo las personas se autodestruyen al consumir, problemas de vivienda, etc. Esta situación se acentúa si asumimos una específica en la solución de estos problemas, por ejemplo si ingresamos a trabajar a una ONG, que desarrolla proyectos de prevención, ecológicos, etc.


Emociones ligadas a las dificultades surgidas en el proceso de solución de los problemas comunitarios: Situaciones comunes que se producen en el proceso de intervención y que generan un cúmulo de emociones en el trabajador comunitario son: poca participación de los pobladores en la resolución de sus problemas; poco éxito de las acciones desarrolladas; proceso discontinuado de las acciones desarrolladas; variables políticas que influyen en el desarrollo de las acciones; falta de financiamiento para el desarrollo de las actividades; crisis generadas en los grupos beneficiarios; desconfianza de los pobladores respecto de los profesionales.


Emociones ligadas al término de la intervención: El término de cualquier proyecto presenta situaciones que generan incertidumbre, con fuerte carga emocional; por ejemplo, surgen las dudas acerca de si las acciones desarrolladas tendrán los frutos o impactos esperados; se reconoce que las acciones necesitan mayor tiempo para tener resultados más sustentables; los pobladores desarrollan dependencias de los profesionales, lo que dificulta la continuidad de las acciones cuando ellos se retiran; no existe la certeza de que los métodos empleados tendrán los efectos esperados, por la falta de claridad teórica de las causales atribuidas; y a veces se visualiza incluso la pérdida de relaciones que, construidas en el proceso, pasan a ser importantes. El efecto de éstas y otras situaciones ligadas al término de las acciones, raras veces es tomado en cuenta.

Emociones ligadas a la
inseguridad laboral, relacionada con tres elementos principales: la falta de inversión por parte de organismos financiadores al nivel nacional o internacional en problemas específicos, que hace incierta la posibilidad de continuidad o nuevos proyectos, o los condiciona fuertemente; la fuerte posibilidad de que la situación laboral sea mediada por la relación ideológico-político con el organismo financiador, lo que generalmente provoca procesos de contradicción al momento de ejecutar las acciones, respecto de las propias opciones ideológico-políticas del trabajador comunitario, constituyéndose en fuente de tensión y eventual conflicto; y la inestabilidad de las condiciones de trabajo, lo que se traduce en inseguridad laboral y situaciones prácticas que inciden directamente en la calidad de vida, como falta de regularidad en cotizaciones previsionales y de salud, dificultad para acceder a créditos o beneficios, etc.


Emociones relacionadas al marco ideológico dominante: éste es uno de los factores de insatisfacción más complejo, que surge al reconocer cómo se está diseñando el trabajo social desde los organismos financiadores y cómo estos organismos tienen una lectura de lo social que no corresponde a las lecturas de los trabajadores comunitarios; no se trata aquí de un grupo específico, sino de una estructura dominante que dirige el trabajo social hacia direcciones poco claras, en que los objetivos finales parecen contradictorios con el verdadero sentido del trabajo comunitario, y se lo percibe más bien direccionado hacia la mantención y legitimación encubierta de sistemas sociales injustos. Obviamente, el percibirse inserto en un aparato de tales características, y con escasas o nulas posibilidades alternativas, es fuente de emociones de gran intensidad cuando el trabajador comunitario se plantea este problema.


Emociones surgidas de los costos familiares asociados al trabajo comunitario: la naturaleza del trabajo comunitario plantea en muchos casos exigencias que interfieren con la vida personal y familiar. Por ejemplo, en muchos casos el tiempo dedicado a los grupos con los que se trabaja no permite desarrollar una vida personal plena, lo que genera la dicotomía calidad de vida de los beneficiarios/calidad de vida de los trabajadores comunitarios, traduciéndose generalmente en dificultades para desarrollar proyectos familiares, profundizar las relaciones de pareja, pérdida de la calidad del tiempo dedicado a la familia, etc.


CONCLUSIONES

Se presentan a continuación las conclusiones producto de la reflexión producida en el grupo sobre la base del texto guía y a las experiencias particulares de cada uno de los integrantes del grupo, a partir de las preguntas sugeridas por el equipo coordinador:

1. ¿Cuáles son nuestros sentimientos o emociones frente a los problemas y la forma en que las personas con las que trabajamos enfrentan esos problemas? ¿Cómo se relacionan esos sentimientos y emociones con nuestras propias formas de trabajo? ¿Cómo han incidido en el logro de los objetivos de las acciones comunitarias en que hemos participado?


Una de las consideraciones con relación a las emociones es el análisis que se hace de éstas, como motivadores de la acción, describiéndolas de dos formas: en primer lugar reconociéndolas como una motivación intrínseca, que incorpora el sentido y el concepto de hombre y mujer, que cada uno tenga; en segundo lugar, la emoción está asociada a esos sentimientos de gratificación que son producidos en el cotidiano de la relación con las personas, que se traduce específicamente en halagos o manifestaciones de cariño por la acción que realiza en beneficio de la comunidad.

A pesar de lo anterior, la incorporación de la emocionalidad en el discurso de intervención no es común, al igual que en la vida normal hay una tendencia a no hablar de esta variable por diversas razones, una de ellas es la poca capacidad de reconocer los procesos internos que se generan producto la relación cotidiana con los beneficiarios.

Se reconoce en el diálogo, la importancia de las emociones, pues, se quiera o no, éstas pueden influir positivamente o negativamente en la relación comunicativa con las personas beneficiarias.

Una de las situaciones que afecta al trabajador comunitario es el enfrentamiento de realidades que exigen una posición objetiva y analítica, que garantice entender qué pasa en los sectores donde se interviene para establecer estrategias adecuadas; sin embargo, es imposible no experimentar sentimientos por la situación de pobreza o de marginalidad de las personas. Otro elemento destacado en la discusión es la opinión de que el sentimiento, aunque no se debe reprimir debe ser controlado y no dominante: "uno tiene que ser más fuerte que eso"… "No podemos lamentarnos y quedarnos en la mitad del trabajo"… Esto implica una adaptación a la situación de la comunidad, desde una perspectiva positiva, que no quiere decir un acostumbramiento a la pobreza, sino una capacidad de controlar en cierta medida las emociones para poder desarrollar una actitud más propositiva que contribuya a desarrollar estrategias de solución al problema.

incorporación de la emoción como variable motivadora implica además desarrollar una actitud positiva, para “transmitirle energías positivas”, transmitirle a los miembros de la comunidad que la posibilidad de cambio es factible; que perciban que todo puede cambiar y que la situación de hoy no va a ser la misma de mañana… esto implica estar seguros de sí mismos y llegar a ellos para que se sientan seguros de los cambios. Esto no implica acomodarse a ellos, más bien entender la realidad a partir de buenos diagnósticos.

Uno de los elementos que aparece con fuerza en la reflexión es el tipo de relación que se desarrolla entre los profesionales y el grupo beneficiario, la cual podemos dividir de la siguiente manera:

  1. Paternalismo implícito: Esto no implica un paternalismo declarado sino la acentuación de una relación profunda entre las partes que puede provocar una suerte de dependencia del profesional, este sentimiento de cariño y una solidaridad o asesoramiento mal entendido, provoca que el profesional se transforme en un sujeto indispensable en la dinámica comunitaria.
  2. Relación de autonomía: de la anterior se desprende que la única oportunidad que las organizaciones sobrevivan es la capacidad de desarrollar, ellos mismos, habilidades que les permitan superar conflictos y continuar existiendo a la partida del profesional que los apoyó en algún momento.
  3. Legitimación: frente a esto se consideran dos posturas, la primera que plantea que haga lo que haga, el trabajador comunitario siempre será un agente externo, y es una falacia considerarse como “inserto”; sin embargo, sí podemos hablar de legitimación, en la medida que ha conseguido la confianza de los pobladores o dirigentes, lo que implica una mayor capacidad de negociación.
  4. Intervención como persona integral: se debe asumir desde esta premisa, que no es sólo la dimensión ideológica, técnica o laboral la que se compromete en el trabajo comunitario, es el todo cuerpo y alma, emociones, creencias, prejuicios, pensamientos, etc., y sobre todo la capacidad de sufrir y gozar de la experiencia.
  5. Al hablar del emocionar, es importante tomar en cuenta el auto cuidado de cada trabajador, se debe considerar una trabajo paralelo que incorpore esta variable en el proceso de intervención; en este punto se incluye la importancia de los compañeros en el proceso de auto cuidado, reconociendo los equipos como fuente importante del manejo de estrés.


2. ¿Cuáles de los factores enunciados arriba -u otros no mencionados- han sido más relevantes en nuestra experiencia personal?

Lo anterior se complejiza, cuando se reconoce lo poco sistemático que se es en el proceso del trabajo comunitario, lo que dificulta el diseño de estas propuestas; además se debe reconocer que el tema del auto cuidado se entiende con más claridad en modelos de tratamiento de tipo terapéutico, donde el sujeto de atención es definido como “el paciente” o el grupo” terapéutico, lo que implica que el terapeuta debe lidiar con el dolor de la persona o del grupo, lo que genera un desgaste significativo, por lo que se ha dado importancia a esta variable. Por el contrario, en el trabajo comunitario al auto cuidado o al cuidado del equipo no se le ha dado la importancia necesaria, reconociendo, como se ha explicitado anteriormente, que es una variable importante de considerar, más aún si se toma en cuenta que la relación con el dolor o la necesidad de la gente se da a otro nivel, es decir ya no es la persona, sino la clase social que está siendo víctima de un sistema discriminante o es una población completa -como los Industriales en Arica, que experimentan el dolor de la impotencia frente a un sistema social que ha permitido una planificación urbana irracional que los ha sometido a niveles de contaminación graves, afectando sobre todo a los niños del sector. Esto nos afecta, pues el problema implica una serie de actores que en su mayoría están asociados a los grupos de poder político y económico, lo cual hace evidente que la solución de los problemas es sumamente compleja y frustrante.

Otro elemento que se acentúa en el análisis, es el costo emocional que se paga en este proceso de compromiso, haciendo alusión específicamente a las aspiraciones personales y en forma especial las familiares. La familia se destaca por ser uno de los sistemas que tienden a resentirse más en el proceso, se desarrolla una contradicción compleja; por una lado se trabaja para que el otro se sienta bien y apoyado, por ejemplo participando en un evento comunitario todo un fin de semana, siendo uno de los pocos momentos de la semana en que se puede estar con la familia, produciendo una trasgresión de los limites personales, cuando se convierte en una habituación en el trabajo.
Por otra parte se establece la familia como un parámetro de compromiso, la motivación por el cambio, según la reflexión, va teniendo modificaciones o adaptaciones en función de la necesidad de mantener y proteger a la familia, o por los procesos de maduración naturales de la persona; esto provoca tanto en la trabajadora comunitaria como en el trabajador un sentimiento de disonancia que no está resuelto y que exige más reflexión colectiva, para permitir ver los alcances de esta constatación, desde una perspectiva crítica, pero no-auto represiva.

Una de las consideraciones más importantes que se dio en el proceso de reflexión fue el sentimiento de desesperanza y esperanza según el trabajador comunitario, reflejándose en dos tipos de trabajadores, los cuales son:

Los pre democracia: Son aquellos que tuvieron un papel clave en el proceso de recuperación de la democracia, que se formaron al alero de los trabajos voluntarios y el trabajo en parroquias y ONGs en el tiempo de dictadura. En ellos existe un sentimiento de desesperanza marcado, se piensa que nada ha cambiado a pesar de los años que han pasado en lo que respecta a la pobreza y participación de las personas, con un fuerte romanticismo por el pasado y un sentimiento de derrota en el presente: ”... el sistema nos ha vencido...” (haciendo alusión al modelo neo liberal y el hegemonismo de este modelo a nivel mundial).

Los post democracia: En su mayoría se formaron en democracia o están estudiando carreras en el área de las ciencias sociales. Este grupo, en el proceso de reflexión explicitó el sentimiento de desesperanza en el grupo anterior, haciendo un llamado a mirar las cosas desde una perspectiva, igualmente critica aunque menos depresiva y más esperanzadora.

Análisis crítico versus existencia laboral: Uno de los focos de análisis que genera más disonancia en la mayoría de los asistentes, es el reconocimiento de la responsabilidad de la estructura en los problemas más significativos de las personas en general; asumiendo como se planteó anteriormente, que el modelo neoliberal, con sus características especificas de discriminación, reducción de la participación social y generador de pobreza, se ha masificado. Esto se complementa con un análisis crítico de los programas sociales del gobierno, que en muchos casos no desarrolla respuestas adecuadas a los problemas de las personas, convirtiéndose muy frecuentemente sólo en estrategias para la disminución de las contradicciones sociales y reducción de los conflictos.
Lo anterior hace crisis cuando se reconoce que gran parte de los generadores del análisis (90%) son profesionales que dependen de dineros del Estado, sean éstos a través del municipio, directamente del gobierno a través de ONGs que desarrollan programas financiados por el gobierno. Esta situación genera emociones complejas y encontradas. Esto invitó a reflexionar acerca de si todo lo que se hace es negativo o si se pueden desarrollar, desde el modelo, experiencias en lo social alternativas y positivas. Esto no fue resuelto pero debe ser, como otras variables, foco de análisis más detallado.

3. ¿A qué podría atribuirse la falta de atención a estos factores personales de los trabajadores comunitarios en la práctica comunitaria? ¿De qué manera podrían integrarse positivamente con ella?

Una de las razones que explica, además, la no-consideración de esta variable es la falta de profesionalización o de un trabajo más sistematizado, siendo generalmente el trabajo comunitario una experiencia más popularizada, vinculada a la convivencia comunitaria. Ello hace pensar que los equipos no pueden darse el lujo de tomar en cuenta problemas de tipo personal, asumiendo, por la falta de recursos y tiempo, sólo la incorporación de las tareas básicas que permitan el logro de los objetivos del servicio, no así de las personas que ejecutan el servicio.

“…los limites están dados de cuán unidos o distantes nos sentimos, efectivamente somos agentes externos, normalmente vamos actuar sobre otros, sobre una realidad que es distinta a la nuestra…”

Se piensa que la emoción no debe interferir en el trabajo, se asume que somos personas emocionales, pero cualquier problema en esta área debe estar resuelto o por lo menos no interferir en la relación con el grupo social que apoyamos, en otras palabras se plantea que “…Más que en teoría en la práctica se deben separar los campos…”.
Lo anterior se contradice con lo planteado anteriormente y está direccionado a un ámbito más terapéutico. Existe otra opinión en que los campos no pueden ser separados, ya que el esfuerzo de hacerlo implica un gran desgaste emocional; se debe asumir, como ya se mencionó, que el trabajador comunitario se adentra en la población como un todo y no como un ser parcelado.


Consideraciones para el Actuar

Este texto fue escrito a partir del encuentro de trabajadores comunitarios en Arica, está compuesto de dos partes, la primera es el texto, para el desarrollo de la reflexión grupal y la segunda parte es la sistematización de las reflexiones de este taller:

EMOCIONAR DEL TRABAJADOR COMUNITARIO:

Presentación introductoria

Al hablar de intervención social, pocas veces se ha tratado el papel que juega el emocionar del trabajador comunitario, a pesar de ser un factor que influye significativamente en la capacidad de motivar un trabajo más efectivo al momento de interactuar con grupos sociales con problemas concretos.

Entenderemos por emocionar del trabajador comunitario la serie de sentimientos y emociones que son producto de la interacción directa con la situación social que se desea cambiar, emocionar que puede presentarse a través de varias formas, dependiendo de la mirada que construya cada profesional:

Emociones directamente relacionadas con el problema: Cuando reconocemos nuestro rol como profesionales del trabajo social, inmediatamente sentimos un nivel de preocupación provocado por el o los problemas que se quiere resolver, por ejemplo: la pobreza de un grupo determinado con las consecuencias que esto acarrea, problemas de contaminación y los bajos niveles de vida provocados por éstos, el problema de consumo de drogas y ver cómo las personas se autodestruyen al consumir, problemas de vivienda, etc. Esta situación se acentúa si asumimos una específica en la solución de estos problemas, por ejemplo si ingresamos a trabajar a una ONG, que desarrolla proyectos de prevención, ecológicos, etc.

Emociones ligadas a las dificultades surgidas en el proceso de solución de los problemas comunitarios: Situaciones comunes que se producen en el proceso de intervención y que generan un cúmulo de emociones en el trabajador comunitario son: poca participación de los pobladores en la resolución de sus problemas; poco éxito de las acciones desarrolladas; proceso discontinuado de las acciones desarrolladas; variables políticas que influyen en el desarrollo de las acciones; falta de financiamiento para el desarrollo de las actividades; crisis generadas en los grupos beneficiarios; desconfianza de los pobladores respecto de los profesionales.

Emociones ligadas al término de la intervención: El término de cualquier proyecto presenta situaciones que generan incertidumbre, con fuerte carga emocional; por ejemplo, surgen las dudas acerca de si las acciones desarrolladas tendrán los frutos o impactos esperados; se reconoce que las acciones necesitan mayor tiempo para tener resultados más sustentables; los pobladores desarrollan dependencias de los profesionales, lo que dificulta la continuidad de las acciones cuando ellos se retiran; no existe la certeza de que los métodos empleados tendrán los efectos esperados, por la falta de claridad teórica de las causales atribuidas; y a veces se visualiza incluso la pérdida de relaciones que, construidas en el proceso, pasan a ser importantes. El efecto de éstas y otras situaciones ligadas al término de las acciones, raras veces es tomado en cuenta.

Emociones ligadas a la
inseguridad laboral, relacionada con tres elementos principales: la falta de inversión por parte de organismos financiadores al nivel nacional o internacional en problemas específicos, que hace incierta la posibilidad de continuidad o nuevos proyectos, o los condiciona fuertemente; la fuerte posibilidad de que la situación laboral sea mediada por la relación ideológico-político con el organismo financiador, lo que generalmente provoca procesos de contradicción al momento de ejecutar las acciones, respecto de las propias opciones ideológico-políticas del trabajador comunitario, constituyéndose en fuente de tensión y eventual conflicto; y la inestabilidad de las condiciones de trabajo, lo que se traduce en inseguridad laboral y situaciones prácticas que inciden directamente en la calidad de vida, como falta de regularidad en cotizaciones previsionales y de salud, dificultad para acceder a créditos o beneficios, etc.

Emociones relacionadas al marco ideológico dominante: éste es uno de los factores de insatisfacción más complejo, que surge al reconocer cómo se está diseñando el trabajo social desde los organismos financiadores y cómo estos organismos tienen una lectura de lo social que no corresponde a las lecturas de los trabajadores comunitarios; no se trata aquí de un grupo específico, sino de una estructura dominante que dirige el trabajo social hacia direcciones poco claras, en que los objetivos finales parecen contradictorios con el verdadero sentido del trabajo comunitario, y se lo percibe más bien direccionado hacia la mantención y legitimación encubierta de sistemas sociales injustos. Obviamente, el percibirse inserto en un aparato de tales características, y con escasas o nulas posibilidades alternativas, es fuente de emociones de gran intensidad cuando el trabajador comunitario se plantea este problema.

Emociones surgidas de los costos familiares asociados al trabajo comunitario: la naturaleza del trabajo comunitario plantea en muchos casos exigencias que interfieren con la vida personal y familiar. Por ejemplo, en muchos casos el tiempo dedicado a los grupos con los que se trabaja no permite desarrollar una vida personal plena, lo que genera la dicotomía calidad de vida de los beneficiarios/calidad de vida de los trabajadores comunitarios, traduciéndose generalmente en dificultades para desarrollar proyectos familiares, profundizar las relaciones de pareja, pérdida de la calidad del tiempo dedicado a la familia, etc.

CONCLUSIONES

Se presentan a continuación las conclusiones producto de la reflexión producida en el grupo sobre la base del texto guía y a las experiencias particulares de cada uno de los integrantes del grupo, a partir de las preguntas sugeridas por el equipo coordinador:

1. ¿Cuáles son nuestros sentimientos o emociones frente a los problemas y la forma en que las personas con las que trabajamos enfrentan esos problemas? ¿Cómo se relacionan esos sentimientos y emociones con nuestras propias formas de trabajo? ¿Cómo han incidido en el logro de los objetivos de las acciones comunitarias en que hemos participado?

Una de las consideraciones con relación a las emociones es el análisis que se hace de éstas, como motivadores de la acción, describiéndolas de dos formas: en primer lugar reconociéndolas como una motivación intrínseca, que incorpora el sentido y el concepto de hombre y mujer, que cada uno tenga; en segundo lugar, la emoción está asociada a esos sentimientos de gratificación que son producidos en el cotidiano de la relac

El trabajador comunitario tiene un contexto desde el cual se construye y ayuda, en este caso está enfrentando a un cambio histórico que está marcado por el paso de la dictadura a la transición democrática y a esa transición en un proceso de globalización neoliberal.

Desde la reflexión, se plantea la repuesta además que el trabajador comunitario debe disfrutar lo que hace, debe conectarse a lo que está haciendo; no se puede estar trabajando con la comunidad si se está pensando en otra cosa, el trabajador comunitario debe sentirse a gusto, puesto que en ese contacto con la otros se va empapando de realidades y reconociendo que es capaz de entregar conocimiento y recibirlo a la vez, esto implica reflexionar sobre lo que hace, expresar tanto lo que piensa como lo que siente, encontrarse con sí mismo, con sus cuentos y los cuentos de los demás, usando la creatividad como gran herramienta metodológica.

Hay una necesidad de recuperar la memoria histórica y reconocer la realidad actual, ser capaces de ver lo que está ocurriendo hoy en día, diagnosticar los intereses de la gente y apoyar respuestas nuevas, generar espacios de reflexión del otro sobre su propia realidad y co-construir un nosotros.

Los industriales es una población marginal que está sometida a una contaminación ambiental en forma significativa, por la existencia de desechos tóxicos y la cercanía al basural municipal.

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